Educación y Salud: Responsabilidades
Compartidas
Titulo: La prevención del
suicidio
Introducción:
¿El suicidio es prevenible?
Factores Protectores
Resiliencia
Conclusión
Bibliografía consultada - Sitios Web de
importancia
Introducción:
Partiendo desde el eje temático que hoy nos convoca,
"Educación y Salud, responsabilidades compartidas", considero atinado
referirnos a la problemática social de la muerte
por suicidio. Aflictivo y caro
para los catamarqueños que venimos sufriendo en carne propia esta problemática.
En líneas generales las organizaciones dedicadas al
estudio de la misma, apuntan al Trabajo en Equipo de distintos Sectores de la Comunidad : Docentes,
Trabajadores de Salud, Actores y Comunicadores Sociales, entendiendo que es una
de las estrategias más acertadas al tratar sobre la prevención de un flagelo
que nos ataca desde diferentes
ángulos. A lo cual adhiero y amplio, considerando que el lector también debería
incluirse cómo parte de la Solución , ya que
involucrarnos o no, de igual modo, el suicidio siempre nos afecta.
Abordar este tema desde el Sector de Educación
favorece las posibilidades de eficacia en la prevención del suicidio porque,
justamente nos ofrece la posibilidad de desvirtuar tantos mitos o creencias que vienen a obstaculizar, o peor aún,
vienen a afianzar la sensación de
frustración colectiva - "todo está
perdido" – lo cual, no nos permite avanzar en la construcción de una
vida más pasable, o como dice mi profesor, una Vida más vivible. (Lic. Carlos Martínez)
Existen tantos juicios o creencias asociadas al
suicidio y arraigadas en la sociedad que se tornan en el principal obstáculo
para la prevención; como por ejemplo, tomemos una de esas "creencias":
Hablar o preguntar a una persona, sobre su pensamiento de quitarse la
vida, puede que lo intente. Nada más lejos de la realidad: porque
justamente cuando más agobiado y doblado por las circunstancias de la vida se
encuentra, es cuando más necesitas DECIR o gritar aquello que punza y duele
desde el alma hasta el centro de tu pecho.
Guiado por el prejuicio social, esta persona en lo que
cree es, que nadie puede entenderle (te),
que nadie puede ayudarle (te). No
hablar es lo nocivo ¿Quién querrá
escuchar? ¿Quién podría escuchar sin emitir juicios de valor sobre su pesar? La
respuesta es simple, cualquiera de nosotros que no se encuentre en las sombras de la ignorancia.
Entonces, ahora sabemos que el "no hablar" propicia - como caldo de cultivo - la gestación y el inicio del pensamiento viciado. Que gira y gira en
la intimidad de la cabeza y con cada giro se intoxica cada vez más de angustia,
de dudas, de miedos y de confusión: vivir o morir, (cuál de las dos duele menos)
Desde allí lo único que se busca es dejar de sufrir,
es terminar con este espacio de dolor, de puertas cerradas, de personas
ocupadas, que terminan llevando a quien lo padece a la creencia de que en la
otra vida y después de la muerte podrá “vivir
mejor”, "ser feliz". En este momento no se ve a la muerte como lo que
es en realidad: la nada absoluta, el fin y sin posibilidades; acá,
"morir" pasa a convertirse en la puerta
de salida más rápida.
Cambiar esta
creencia o mito y permitir a la persona expresarse es permitir que sea
"la palabra" y no "el acto". (Acting out)
Es liberar esa presión para que pueda airear
el pensamiento, permitiendo reiniciar en busca de una nueva posibilidad de
solución o ayuda, para salir de este espantoso
lugar.
Entonces, es acá donde las Responsabilidades deberían
ser Compartidas. Entre todos los que conformamos una Unidad en Común: la
Comunidad. Y, comenzar cambiando nuestro sistema
de creencias y rever esta manera de pensar, si lo que buscamos es prevenir.
Y trazarnos como objetivo
primordial: examinar, críticamente, nuestro
pensar, decir y hacer. Que las tres acciones, se encuentren emparentadas con lo
Vital.
Con todas las implicancias que conlleva lo Vital, sabernos que:
- Nos señal como modelo del Otro.
- Otro que existe en mi vida, nos mira y nos imita.
- "Copia"
que, a la larga, siempre me afecta.
- Que nos obliga a mantener esta actitud aún en las
peores adversidades.
- Por último, la responsabilidad de educar con el
ejemplo.
¿Se
puede prevenir el suicidio?
Al tener oportunidad de exponer sobre la prevención
del suicidio, las personas preguntan si realmente creo que se puede prevenir. Y
¿cómo hacerlo?
Analizando que prevenir refiere a preparar
y disponer con anticipación las cosas
necesarias para un fin determinado. Y con respecto a la temática que nos ocupa,
prevenir el suicidio, debería ser - advertir
anticipadamente todo aquello que nos predisponga a la idea de terminar con “esta” vida.
El Referente del Programa SUPRE de la Organización Mundial
de la Salud ,
José Bertolote, considera de importancia
el conocimiento de los factores socioculturales específicos de cada lugar, para
el desarrollo de programas de prevención del suicidio eficaces. (Bertolote, 2004) Porque, desde nuestro
posicionamiento podremos observar todo aquello que propicia el riesgo en
esta ciudad, con este pensamiento (pesimista - optimista), con lo cotidiano de
la vida en la comunidad, advirtiendo el riesgo y fortaleciendo factores de protección.
A estas alturas, en lo que tendríamos que recapacitar
es “que mí entorno” es el primer núcleo
de observación para advertir si mi familia o mis hijos o mis alumnos se
encuentran en zona de riesgo. Si uno de nosotros, tiene deseo de morir, no es
por sí solo que llega a esta situación, existe todo un contexto
socio-cultural, económico, geográfico, biológico, psicológico y espiritual que
propician este impulso, este deseo, de no querer continuar con la vida.
"Una
Suicidología que se centra en la calidad de vida de la población no solo
trabaja para evitar la muerte. Una
disciplina orientada a determinar los factores protectores apropiados para una
comunidad en ese momento particular y no sólo a detectar factores
de riesgo, promueven una tarea salugénica y preventiva, antes de dar lugar a
las dispositivos posventivos y asistenciales" (Lic. Carlos
Martínez)
Con esta propuesta, y también comprometidos con lo
vital, la Suicidología
nos ilumina el camino para trabajar, creativamente reforzando los factores protectores de nuestra
comunidad, no permitiendo que nuestras sensaciones de incredulidad y
frustración ante lo desconocido nos impidan ver lo salugénico.
Y desde esta perspectiva, la pregunta con la que
iniciamos, debería ser ¿cuáles son los
factores protectores que debo reforzar en el aula, en la escuela, en mi
comunidad para adelantarme antes de
que mis alumnos (hijos, vecinos, compañeros, etc.), anhelen terminar con sus
vidas? Y entonces, justamente estaremos hablando de prevenir el suicidio.
Factores Protectores
Se
consideran Factores Protectores a todos aquellos recursos de la persona o el
entorno que atenúan o neutralizan el impacto de riesgo. Así por ejemplo, un buen funcionamiento
vincular-afectivo, padres competentes, buena utilización del tiempo libre,
desarrollo de la creatividad y el ingenio, ocio bien programado, aseguran una
“construcción de la personalidad” de todo el grupo familiar que oficia de
cimientos para los avatares de la vida.
También
considero de importancia insertar la
noción de proceso en lo que respecta a Factores Protección, y pensar que
tenemos la oportunidad de incorporar la adaptación positiva, desde la familia,
desde la escuela, la comunidad y la sociedad, proveyendo recursos que
favorezcan el desarrollo pleno del bienestar psicológico.
Pérez Barrero, conforma una lista de
Factores Protectores del Suicidio, con la intención de despertar la creatividad
del lector y que pueda “trabajar” guiados por ellos. Se detallan a
continuación:
- Poseer habilidades sociales que le permitan
integrarse a los grupos propios de la adolescencia en la escuela y la
comunidad de forma positiva.
- Poseer confianza en sí mismo, para lo cual debe
ser educado destacando sus éxitos, sacando experiencias positivas de los
fracasos, no humillarlos ni crearles sentimientos de inseguridad.
- Tener habilidades para enfrentar situaciones de
acuerdo a sus posibilidades.
- Tener capacidad de autocontrol sobre su propio
"destino", como dijera el poeta chileno Pablo Neruda, cuando
expresó: "Tú eres el resultado
de ti mismo".
- Poseer y desarrollar una buena adaptabilidad,
responsabilidad, persistencia, perseverancia, razonable calidad de ánimo y
de los niveles de actividad.
- Aprender a perseverar cuando la ocasión lo
requiera y a renunciar cuando sea necesario.
- Tener buena autoestima, autoimagen y suficiencia.
- Desarrollar inteligencia y habilidades para
resolver problemas.
- Saber buscar ayuda en momentos de dificultades,
acercándose a la madre, el padre, los abuelos, otros familiares, un buen
amigo, los maestros, el médico, el sacerdote o el pastor.
- Saber pedir consejos ante decisiones relevantes y
saber elegir la persona más adecuada para brindarlos.
- Ser receptivo a las experiencias ajenas y sus
soluciones, principalmente aquellas que han tenido exitoso
desenvolvimiento.
- Ser receptivo ante las nuevas evidencias y
conocimientos para incorporarlos a su repertorio.
- Estar integrado socialmente y tener criterio de
pertenencia.
- Mantener buenas relaciones interpersonales con
compañeros de estudio o trabajo, amigos, maestros y otras figuras
significativas.
- Tener apoyo de los familiares y sentir que se le
ama, se le acepta y apoya.
- Lograr una auténtica identidad cultural.
- Poseer habilidades para emplear adecuada y
sanamente el tiempo libre.
- Evitar el consumo de sustancias adictivas (café,
alcohol, drogas, tabaco, fármacos, etc.)
- Aprender a posponer las gratificaciones
inmediatas por aquellas a largo plazo que arrojen resultados duraderos.
- Desarrollar una variedad de intereses extra
hogareños que le permitan equilibrar las dificultades en el hogar si las
tuviera.
- Saber expresar a personas confiables aquellos
pensamientos dolorosos, desagradables y muy molestos, incluyendo las ideas
suicidas u otras, por muy descabelladas que pudieran parecer.
Resiliencia:
Dentro de los Factores Protectores debemos
mencionar la Resiliencia; la cual ha sido definida por varios autores y
recomiendo su estudio, tomando nosotros solamente una que corresponde a Edith
Henderson Grotberg:
Resiliencia es la capacidad del ser
humano para enfrentar, sobreponerse y ser fortalecido o transformado por
experiencias de adversidad.
Grotberg, plantea además que los niños
toman factores de Resiliencia de cuatro fuentes que se visualizan en las
expresiones verbales de los sujetos (niños, adolescentes o adultos) con
características resilientes:
“Yo tengo” (apoyo):
ü Personas del entorno en quienes confió y
que me quieren incondicionalmente.
ü Personas que me ponen límites para que
aprenda a evitar los peligros o problemas.
ü Personas que me muestran por medio de su
conducta la manera correcta de proceder.
ü Personas que quieren que aprenda a
desenvolverme solo.
ü Personas que me ayudan cuando estoy
enfermo o en peligro o cuando necesito aprender.
“Yo soy” (atañe al desarrollo de fortalezas
intrapsíquicas):
ü Una persona por la que otros sienten
aprecio y cariño.
ü Feliz cuando hago algo bueno para los
demás y les demuestro mi afecto.
ü Respetuoso de mí mismo y del prójimo.
“Yo estoy”:
ü Dispuesto a responsabilizarme de mis actos
ü Seguro de que todo saldrá bien.
“Yo puedo” (remite a la adquisición de habilidades
interpersonales y de resolución de conflictos)
ü Hablar sobre cosas que me asustan o me
inquietan
ü Buscar la manera de resolver los
problemas.
ü Controlarme cuando tengo ganas de hacer
algo peligroso o que no está bien.
ü Buscar el momento apropiado para hablar
con alguien o actuar.
ü Encontrar alguien que me ayude cuando lo
necesito.
Junto con el concepto de Resiliencia
surgió una primera generación de investigadores cuyo interés era descubrir
aquellos factores protectores que están en la base de esta adaptación positiva
en niños que viven en condiciones de adversidad (Kaplan, 1999). Una segunda
generación de investigadores expandió el tema de Resiliencia en dos aspectos:
la noción de proceso, que implica la dinámica entre factores de riesgo y de
Resiliencia que permite que el individuo supere la adversidad, y la búsqueda de
modelos para promover Resiliencia en forma afectiva a nivel de programas
sociales.
Ø Entonces, la Resiliencia constituye un
potencial humano que no puede ser concebido por fuera de la situación
específica y puntual de riesgo en la que se analiza. Al igual que el
afrontamiento, debe ser pensada en su carácter relacional (interactivo y dinámico)
(Lic. Carlos Martínez)
Los
pilares de la Resiliencia:
Los atributos que aparecen con frecuencia
en los niños y adolescentes considerados resilientes han sido designados como
pilares de la Resiliencia (Suárez Ojeda, 1997). Entre ellos cabe mencionar:
a) Introspección: arte de preguntarse a sí mismo y darse
una respuesta honesta.
b) Independencia: saber fijar límites entre uno mismo y el
medio con problemas; capacidad de mantener distancia emocional y física sin
caer en el aislamiento.
c) Capacidad
de relacionarse:
habilidad para establecer lazos e intimidad con otra persona, para equilibrar
la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a otros.
d) Iniciativa: gusto de exigirse y ponerse a prueba en
tareas progresivamente más exigentes.
e) Humor: encontrar lo cómico en la propia
tragedia.
f)
Creatividad: capacidad de crear orden, belleza y
finalidad a partir del caos y el desorden.
g) Moralidad: consecuencia para extender el deseo
persona de bienestar a toda la humanidad y capacidad de comprometerse con
valores; este elemento ya es importante desde la infancia, pero sobre todo a
partir de los 10 años.
h) Autoestima
consistente: base de los demás
pilares y fruto del cuidado afectivo consecuente del niño o adolescente por
parte de un adulto significativo.
A modo de conclusión:
Considero importante que cada uno de
nosotros aporte su propia conclusión al respecto, previa discusión de lo
tratado anteriormente, ya que – insisto – solos, no conseguiremos el éxito de
ninguna tarea en lo que respecta al suicidio como problemática.
“Los que estuvimos en campos de
concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón
consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede
que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre
se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas
– la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias
– para decidir su propio camino.
Es esta
libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida
tenga sentido y propósito”. Extracción
del libro: “El hombre en busca de sentido” de Viktor E. Frankl (1905 – 1997)
“El Dr. Frankl, psiquiatra y escritor,
suele preguntar a sus pacientes aquejados de múltiples padecimientos, más o
menos importantes: “¿Por qué no se suicida usted?” Y muchas veces, de la
respuestas extrae una orientación para la psicoterapia a aplicar: a éste, lo
que le ata a la vida son los hijos; al otro, un talento, una habilidad sin
explotar; a un tercero, quizás, sólo unos cuantos recuerdos que merece la pena
rescatar del olvido. Tejer estas tenues hebras de vidas rotas en una urdimbre
firme, coherente, significativa y responsable es el objeto con que se enfrenta
la logoterapia, que es la versión
original del Dr. Frankl del moderno análisis
existencial.”
Médico psiquiatra, director del Hospital
General de Viena, fue deportado, junto a
su esposa embarazada, a sus padres y un hermano, al campo de concentración de
Theresienstadt, después a otros dos campos más. En la vida en el campo y según
sus propias palabras – “no podía
desaprovechar esta excepcional oportunidad: un psicólogo en un campo de
concentración” y desarrollo la Logoterapia psicoterapia que propone trabajar sobre la Voluntad de Sentido del paciente. Es decir; “el para qué” de nuestras vidas
La vida de Viktor Frankl la considero como
Evidencia Objetiva, el mejor Ejemplo de que la vida Siempre tiene un Sentido,
un para qué vivir; y, que desde nuestra actitud frente a las adversidades o
cambios que nos toquen experimentar, nosotros contamos con habilidades
suficientes para adaptarnos, superarlo y, además, salir fortalecidos por la
experiencia. Que lo significativo del para que vivir, es solamente un poco de
autoestima consistente y asumir mi vida con la responsabilidad que implica y
principalmente, con la educación, con el aprendizaje.
Bibliografía
consultada:
Introducción a la Suicidología - http://www.suicidologia.org.ar (Lic.
Carlos Martínez) 2007
Resiliencia – Descubriendo las propias
fortalezas (Aldo Melillo – Elbio Suárez Ojeda) 2004
El hombre en busca del sentido – (Dr.
Viktor Frankl) 1991
Factores Protectores del comportamiento
suicida – Dr. Andrés Pérez Barrero
Un Instrumento para Docentes y demás
personal Institucional - Dr. J. M. Bertolote
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